X

Manuel González Serrano

Lo que me encontré en la playa (Esqueleto), ca. 1943-44

Oleo / tela
78.7 x 99 cm
MGS015

En un día soleado, en una playa desierta con riscos erosionados, el artista descubre un enorme esqueleto blanco, quizá el de una ballena. Ya no existe el cráneo -o a lo mejor quedó enterrado bajo la arena- y sólo resta la caja torácica; los huesos están resquebrajados y rotos, cubiertos con unas delicadas enredaderas verdes, la única señal de vida. Hay unos cuantos caracoles aquí y allá, y en la distancia se aprecia una franja del mar en calma. En el plácido calor, el artista hace un boceto para consultarlo más tarde en el estudio. O, al menos, eso es lo que sugiere el título de este paisaje marino de Manuel González Serrano. No es tan frecuente que González Serrano haga referencia al mar en sus imágenes, aunque encontramos suficientes barcos, corales y caracoles, así como un bañista desnudo ?en una pintura conocida como El pescador o Neptuno (ca.1944, colección particular)? para imaginar que él, como muchos artistas de su generación, encontraron tiempo para escaparse de la ciudad de México a las playas de Guerrero, Veracruz o de su nativo Jalisco. Una fotografía sin título (y sin publicar) de Lola Álvarez Bravo (1949) detalla una naturaleza muerta con el esqueleto de un delfín, conchas de abulón y enredaderas, arreglada por la fotógrafa en una playa de Acapulco. En ambas imágenes, los elegantes huesos blanqueados por el sol son una metáfora de la fugacidad de la vida, del poder de los elementos y del paso del tiempo. Los brillantes colores de la pintura de González Serrano, sin embargo, suavizan la melancolía de su descubrimiento.

Vid. James Oles, Arte moderno de México. Colección Andrés Blaisten, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2005.

Otras obras del artista