Gouache / papel
40.5 x 57.5 cm
MI050
Esta obra pertenece a un grupo de acuarelas y gouaches de brillante colorido sobre el tema circense que pintó María Izquierdo en enero de 1940. Este ejemplo es algo atípico, porque describe una actuación callejera más que una escena dentro del circo, como en El domador (colección Blaisten), que la artista pintaba con más regularidad. Como testimonian las fotografías contemporáneas tomadas por Nacho López y otros, los actores itinerantes aparecían regularmente en las calles de México; tanto niños como adultos se detenían a ver el espectáculo. En esta escena de Izquierdo, que al parecer se desarrolla en un parque urbano, un oso baila sobre sus patas traseras mientras que un hombre con una pañoleta de gitano en la cabeza toca un tamborcillo y una mujer arrodillada toca la flauta. Una familia se detiene a mirar con emoción y un vendedor callejero que mira en otra dirección sostiene sus globos de variados colores. La pintura es exuberante por sus vibrantes colores rosa, rojo y amarillo que contrastan con el entorno marrón y los árboles deshojados. El recurso intencional de la perspectiva naif de esta pintora crea la sensación de que los personajes que actúan están flotando en el aire sobre el niño que se toca la cabeza en un gesto de asombro. Eso permite que el espectador se asome a la magia de la escena como se haría a través de los ojos de un niño. Al mismo tiempo, la obra evoca una atmósfera absurda y no del todo feliz: la crueldad de convertir a una bestia salvaje y noble en un espectáculo de diversión es subrayada por los pesados y ridículos pasos del oso, con sus brazos extendidos y un bozal en el hocico. De esta manera, Izquierdo describe perfectamente tanto la felicidad como la sordidez de los actores, aunque el tono de la pintura invite más a la simpatía que a la crítica. Muchas de las imágenes circenses de la artista se incluyeron en su exposición en el Palacio de Bellas Artes en 1943. En una reseña crítica, Justino Fernández alabó el humor de estas escenas de circo y proclamó que Izquierdo era la primera pintora importante en México.