Bronce
22.5 x 15 x 10.5 cm
OM005
Los personajes y la actitud de esta escultura vienen de una larga tradición iconográfica dentro del arte. Recuerdan lo mismo a cuadros con el tema de Santa Ana y la Virgen que escenas donde los apóstoles escriben bajo el dictado o la dirección de un ángel. En las primeras décadas del siglo XX en México las campañas de alfabetización y de enseñanza a la población en general cobraron un auge singular bajo la tutela de José Vasconcelos en la Secretaría de Educación Pública. Estos trabajos sociales encontraron en los artistas, escritores e intelectuales, entusiastas promotores que a través de sus respectivas actividades hicieron más de lo que la sola política de su tiempo pudo hacer. Hecho que se puede constatar en la producción de todos los artistas de la época involucrados con la nueva actitud resultada de la Revolución. Desnudos, más como una señal de igualdad y castidad espiritual, una mujer enseña a leer a un joven-niño. Ambos, similares en sus facciones, inclinan la cabeza hasta encontrarlas en un acto de concentración que exige el aprendizaje. Podemos también señalar que en el caso de esta pieza en particular nos enfrentamos a una alegoría de la educación. Como sabemos, la alegoría sustituye unos elementos por otros para dotarlos en su individualidad de un nuevo significado. Así, la mujer viene a ser ?la educación? y el niño vendría a ser ?el pueblo?. La obra de Oliverio Martínez, escasa y refinada, desarrolló desde sus inicios un lenguaje fincado en el volumen. Conocedor de las vanguardias europeas del neo clasicismo promovido por Giorgio de Chirico y la vuelta al orden, y asumido y diseminado por las grandes figuras de la época como Diego Rivera o Pablo Picasso, que lo nutrieron para construir sus estructuras agrandando el volumen y dotando a sus escenas de ciertos encuentros fuera de nuestra lógica convencional. Así, lo que puede ser imposible, pasa en su obra sin necesidad de crear una parafernalia exagerada en los accesorios o en las formas que construye.