Oleo / lino
72.3 x 92.3 cm
ARM005
La imagen idílica de un grupo de mujeres ostentando, al aire libre, su juventud, su lujo y su belleza mientras caminan en un paisaje acogedor y propicio, fue utilizado a menudo por el pintor regiomontano durante su estancia formativa en Europa, en la primera década del siglo XX. Lo atestiguan, además de La primavera (que puede ser considerada como la obra culminante o "cabeza" de la serie, tanto por sus dimensiones como por el hecho de haberle merecido al pintor un premio en el Salon d?automne parisiense de 1908), esta obra de la colección Blaisten y otras análogas. El atuendo de las damas, con sus faldas amponas y llenas de pliegues y fruncidos, cintas y olanes, evoca la moda neo-rococo impuesta durante el Segundo Imperio y capturada por los pinceles de Franz Winterhalter en los retratos de la emperatriz Eugenia y sus damas en la corte de Napoleón III. Tienen, pues, un dejo de cosa pasada y un tanto decadente, muy al gusto fin de siglo. Lo que diferencia a esta composición de otras afines es la relevancia otorgada al tema de la maternidad: en la mitad derecha del conjunto, las mujeres portan en sus brazos niños pequeños o se ven rodeadas por críos de más edad. Una genuina salida familiar al campo, o "fiesta campestre", realzada por la luminosidad de los colores y, sobre todo, por la suntuosidad de las texturas, a base de empastes muy densos que acaban por otorgarle a la superficie pictórica una entidad propia.